HIJOS Y MUNDO

HIJOS Y MUNDO

Sorolla pintó un Mediterráneo de olas que van y vienen, de brisa amable, de mujeres bellísimas con sus vestidos acariciados por el viento, de niños que jugaban una orilla de arena y agua prístina, de gente humilde en sus oficios, de fiestas en las calles. Paisajes donde la belleza, la serenidad y la alegría se trenzaban con una naturalidad que hoy parece perdida.

Una mirada, la del maestro Sorolla, de este Mediterráneo que me fascinaba, y lo sigue haciendo, aunque constato con dolor cómo hemos sido capaces (o mejor, han sido algunos) de destrozar una belleza y un patrimonio ecológico que será casi imposible de recuperar.

Aún quedan pequeños paraísos protegidos, afortunadamente, del especulador y del golpe de grúa y ladrillo. Espacios donde uno tiene la sensación de que puede volver atrás en el tiempo e imaginar al maestro pintor contemplando ese espacio, queriéndolo plasmar en el lienzo con su pincel. Y cuando eso sucede, la alegría que siento es inmensa, y también el miedo a que la estupidez humana se cargue, como es su costumbre, de nuevo, el escaso espacio de paraíso que nos queda.

Hoy, como alguien me dijo, la pregunta ya no solo es “¿Qué mundo dejaremos a nuestros hijos?”. También es, y con más propiedad, “¿Qué hijos dejaremos a este mundo?”. Ojalá sean ellos capaces de preservar y, eventualmente, recuperar aquello que el golem que habita entre nosotros ha destruido. Mientras, que cada cual mire de cuidar la tierra que nos ha sido legada como lo más sagrado que tenemos, porque así es.

Besos y abrazos.

Álex

Alex Rovira