Elogio del emprendedor

Se lo juegan todo a una carta, con independencia del resultado. Pero las creaciones exitosas requieren algo más que una idea brillante para triunfar. La perseverancia es cosa de emprendedores.

Cada día, en diferentes lugares del mundo, miles de ciudadanos anónimos depositan su esperanza, su ilusión y su talento en el simple acto de constituir un proyecto empresarial con un propósito fundamental: generar prosperidad, generar riqueza. En España son cada año cientos de miles las emprendedoras y emprendedores que inician un viaje de riesgo, incertidumbre y coraje que les llevará sin duda por el camino del aprendizaje, la experiencia, el desarrollo personal y profesional y quizá la consolidación de un sueño que se traduzca en crecimiento, reconocimiento y expansión de la semilla de su esfuerzo por parte del mercado y de la opinión pública.

El diccionario de la Real Academia ofrece una bella definición de la voz «emprender»: «Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro». Quedémonos con la condición que incluye la definición: «Si encierran dificultad o peligro». Luego emprender no es nada fácil, es asumir un reto, apostar tiempo, energía, talento y recursos. Es necesario reconocer y premiar el coraje y la entrega de los emprendedores, pues son ellos los que sostienen el tejido empresarial mundial desde sus madrugones, angustias, incertidumbres, embistes de la competencia, obligaciones fiscales y desvelos cotidianos.

Poco o nada se habla en el día a día de estas personas que lo apuestan todo por un anhelo. No se conforman con la seguridad de un puesto de trabajo bien remunerado, sino que se la juegan para encarnar un sueño que revierte en una mejora de la calidad de vida de los demás.

Para ser emprendedor hay que estar dotado de una serie de cualidades. Hay que ser valiente, distinto, innovador, quizá un poco loco. Sí, ¿por qué no decirlo?, muy sana y arriesgadamente loco. En los tiempos actuales, con un entorno de competencia tan intenso a nivel mundial, sólo los que desean con toda su alma que su proyecto se haga realidad son capaces de jugársela, endeudarse, invertir, aprender de los errores y mejorar continuamente para servir mejor a sus clientes; dotar de medios y posibilidades a las personas del equipo con el que quieren crecer e innovar, mejorar y generar riqueza a todos los niveles de su entorno.

La sensación de soledad, los momentos de desánimo, la ruptura de esquemas y convenciones, el reinventarse continuamente a uno mismo, la capacidad de levantarse tras el enésimo fracaso y seguir andando, convivir con la duda y la auto-exigencia de manera permanente forman parte de los ingredientes anímicos del emprendedor. Casi nada. Hoy no basta con tener una buena idea para triunfar, aunque sea la mejor idea del mundo. Buenas ideas hay muchas, lo que escasean son realidades útiles e innovadoras marcadas por la intención de excelencia y la voluntad de servicio. Ésos son los emprendedores que sobreviven y consolidan sus iniciativas.

Las creaciones exitosas necesitan mucho más que una idea brillante. Requieren perseverancia, voluntad, coraje, disciplina, rigor, humildad, vocación de diálogo y de escucha al mercado, al proveedor, al equipo y a la sociedad. Muchos tuvieron la idea de la lámpara incandescente, pero Edison tuvo que hacer más de mil intentos y fundir otras tantas bombillas para lograr que la primera funcionara durante más de veinticuatro horas seguidas. Y tampoco las habilidades técnicas son por sí mismas garantía de éxito. La inteligencia emocional y psicológica es cada vez más importante. Fuerza interior, alteridad y solidaridad son hoy activos fundamentales en el ejercicio de emprender.

Un hermoso caso lo tenemos hoy encarnado en la figura de Muhammad Yunus, ganador del Premio Nobel de la Paz 2006 «por sus esfuerzos para crear desarrollo económico y social desde abajo». Doctor en Economía por la Vanderbilt University, Yunus propuso y desarrolló a partir de 1974 una forma de organización para las aldeas rurales que contó con el apoyo del Gobierno de Bangladesh. Su gran aportación ha sido la invención y el desarrollo del sistema de microcréditos, gracias a los cuales liberó de la esclavitud, impuesta por los usureros, a mujeres que vivían en la extrema pobreza de su país, pero anhelaban actividades comerciales o empresariales. En 1983 creó su propio banco, el Grameen Bank. Y a fecha de hoy ha prestado más de 2.000 millones de euros a 3,5 millones de personas que con una pequeñísima suma han emprendido también su negocio. Su banco tiene más de 1.000 sucursales por todo el mundo y compite con la friolera de más de 7.000 organizaciones que ofrecen soluciones similares a las de su entidad. Su proyecto ha roto la miseria de millones de personas, que hoy viven con mayor dignidad gracias al proyecto de alguien que fue considerado un loco por los que le decían que hacer préstamos a los pobres le supondría perder todo su dinero.

El doctor Yunus representa quizá el alma del emprendedor que necesitamos. Un emprendedor social que demuestra que el valor financiero y el social pueden estar unidos y que es posible dar prioridad al bienestar social y generar beneficios económicos al mismo tiempo. En su apasionante libro Cómo cambiar el mundo (Debate), David Bornstein muestra el poder de cambio de los emprendedores sociales, a través de ejemplos de transformación social y económica nacidos de la pasión y del entusiasmo. Nos hace recuperar la esperanza en un futuro mejor gracias a la iniciativa personal.

Aunque la utopía será siempre un lugar inalcanzable, la iniciativa del emprendedor está próxima a ella, aunque sólo sea porque nos muestra la extraordinaria fuerza que pueden tener las actitudes del ser humano cuando se encuentra un sentido, una causa, por la cual merece la pena luchar.

El Día del Emprendedor

Afortunadamente, en España, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo promueve cada año la celebración en las diferentes comunidades autónomas del Día del Emprendedor. Una extraordinaria iniciativa que en el año 2007 tendrá lugar a lo largo del mes de marzo. Ésta es una gran oportunidad que convoca a miles de emprendedores para conocerse entre ellos, brindarles potentes herramientas para su trabajo y aprender de aquellos que ya han pasado por el camino que otros van a iniciar. Vale mucho la pena asistir. Algo de lo que volveremos a hablar más adelante.