El riesgo es no arriesgarse
En el diccionario, la palabra "riesgo" hace referencia a pérdida o fracaso, pero ¿qué hay de su relación con innovar, apostar o jugársela a hacer las cosas de una forma diferente? La respuesta es que, paralizados por el miedo a perder, perdemos. Ésta es una propuesta para no perder antes de tiempo.
Decía Vincent van Gogh: «¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?». Él sabía bien de lo que hablaba. Su estilo, claramente distinto al de sus colegas, generó la perplejidad, el rechazo y la incomprensión de sus coetáneos, pero años más tarde la belleza de su obra conmueve a millones de personas en todo el mundo. Le llamaban El Loco del Pelo Rojo. Se arriesgó.
En la dimensión empresarial, Thomas Edison repetía a menudo que, en los miles de intentos fallidos que debía superar para crear cada uno de sus prototipos, jamás perdía el ánimo, porque cada error que dejaba atrás era un nuevo paso adelante. Edison y su equipo crearon 1.093 patentes, cifra no superada hasta el momento por un innovador. Gracias a él y a sus colaboradores, hoy tenemos un nivel de confort en nuestra vida que sería impensable de no haber sido por su trabajo. Pero curiosamente, cuando era pequeño, sus maestros y compañeros de escuela consideraban que estaba mal de la cabeza. Se arriesgó.
Experimentar y crear un nuevo método. En el terreno del atletismo, Dick Fosbury revolucionó la técnica del salto de altura creando el hoy conocido como «salto Fosbury», que consiste en correr en diagonal hacia la barra, luego curvarse y saltar de espaldas sobre la barra. Fosbury rompió con las técnicas tradicionales de salto en tijera o de rodillo ventral. Lo interesante del caso es que no era el atleta más alto, ni el más fuerte, ni el más rápido. Pero sí que era un atleta insatisfecho con las técnicas habituales, de modo que comenzó a experimentar su nuevo estilo a los 16 años. Siendo un estudiante de la Universidad Estatal de Oregón ganó el título de la NCAA (Asociación Atlética Nacional de Colegios) y la clasificación para los Juegos Olímpicos. En los Juegos de México, en 1968, en la cúspide de su carrera, obtuvo la medalla de oro y fijó un nuevo récord olímpico en 2,24 metros, demostrando el potencial de la nueva técnica, que disparó los registros cuando otros atletas la incorporaron a partir de 1990. Su seleccionador nacional le dijo que saltando de espaldas se acabaría matando, que estaba loco. Fosbury se arriesgó y ganó.
¿Riesgo relacionado con fracaso? Es curioso y a la vez triste que la definición que encontramos en el diccionario sobre la voz riesgo hace sólo referencia a la posibilidad de la pérdida o del fracaso, pero no hace mención alguna al cumplimiento del anhelo, la realización, el logro o el éxito que viene precedido por el acto de arriesgarse. Dice el diccionario que riesgo es contingencia o proximidad de un daño o estar expuesto a perderse, entre otras desgracias. Es decir, se nos presenta el riesgo como una posibilidad de perder lo que tenemos o de no alcanzar lo que deseamos. De ser así, ¿quién se arriesga?, ¿quién se la juega?, ¿quién innova? Paralizados por el miedo a perder, perdemos, ya que no nos atrevemos a innovar, a invertir, a apostar, a jugárnosla para hacer lo que se ha hecho siempre de una manera diferente, o, aún mejor, hacer lo que nadie ha hecho todavía.
Hace unos días tuve ocasión de asistir al Next 06, un interesantísimo acto sobre la imaginación en los negocios, organizado por Infonomía, la red de innovadores más potente de España y probablemente de Europa. En el bello entorno del Palau de la Música de Barcelona, Alfons Cornella, presidente y fundador de esta iniciativa tan necesaria, congregó a más de 1.300 emprendedores, empresarios y profesionales inquietos de dentro y fuera del Estado, todos punta de lanza en visión e iniciativa empresarial. El ambiente era extraordinario: se podía palpar el entusiasmo y la curiosidad de cientos de mujeres y hombres inquietos buscando compartir ideas, novedades, maneras de entender a sus clientes, de darles nuevas soluciones.
Cambiar el sistema. Entre los conferenciantes hubo dos aportaciones que me fascinaron especialmente. La primera llegó de la mano de Félix Tena, presidente y fundador de la cadena de jugueterías educativas Imaginarium. Félix soltó una frase brillante que inspira este artículo: «¿Qué hay del riesgo de no arriesgarse?». Él preside la cadena de tiendas de juguetes más especializada del mundo, con 310 puntos de venta en 26 países, que ofrece a padres e hijos aprendizaje, diversión y la máxima garantía de calidad y seguridad. Su visión es clara: conseguir que los niños se diviertan más y mejor y fomentar una más completa formación y desarrollo de los niños centrada en valores como la ausencia de contenido bélico, el no sexismo, la seguridad, la calidad y, por supuesto, el valor formativo y mucha diversión. Félix y su gente se arriesgan continuamente para encarnar su visión y hacer mejores personas a través del juguete.
Viajar al espacio. Otro de los conferenciantes del Next 06 fue Álex Tai, piloto aeronáutico y director de operaciones de Virgin Galactic, la primera empresa privada que ofrece vuelos al espacio bajo la iniciativa de sir Richard Branson. Quien disponga de nada más y nada menos que 200.000 dólares y ganas de ver la Tierra desde el espacio a 100 kilómetros de altitud y sentir la ingravidez, encontrará en esta iniciativa una experiencia, sin duda, de película. ¿Están locos sir Richard Branson y su gente? Quizá, pero gracias a esta iniciativa se están desarrollando innovaciones espectaculares en el terreno de la aeronáutica eficiente, de los combustibles ecológicos o del turismo. El dato curioso es que ya tienen 40.000 clientes de 121 países en la lista de espera. Y ojo, porque todos ellos ya han pagado el billete por adelantado. Hay quien dice que el primer trillonario del planeta será precisamente sir Richard Branson, con esta loca iniciativa. Por cierto, buscan un país en Europa desde donde disponer de una base de despegue y aterrizaje de sus vuelos. Quizá haya aquí algún loco dispuesto a arriesgarse con ellos
Estamos a tiempo. Es curioso, pero a lo largo de la historia aquellos que se han arriesgado y llevado el gato al agua en cualquier disciplina han sido considerados de entrada desequilibrados, colgados o iluminados. Sin duda, la audacia lleva la capa de la locura que nace de la pasión, la confianza, el entusiasmo y la entrega. Ralph Waldo Emerson dejó escrito que «el coraje cambia la visión de todo», y así parece ser. Porque sólo en el coraje reside la mirada revolucionaria. Y es que la audacia es mucho más que la simple ausencia de miedo, es más bien la conciencia de que hay algo importante por lo que merece la pena arriesgarse. Y así lo expresa la doctora Elisabeth Kübler-Ross, considerada por muchos la principal autoridad mundial en el acompañamiento a enfermos terminales. Decía Kübler-Ross que la respuesta más habitual de las personas que estaban a punto de morir a la pregunta «¿Qué haría si volviera a vivir?» era «Me habría arriesgado más». Estamos, afortunadamente, a tiempo.
Para inquietos y curiosos
Si es innovador, inquieto, curioso o emprendedor, o simplemente si quiere pasar un buen rato sabiendo acerca de lo último en el terreno de la empresa, la información, la ciencia o la comunicación, Infonomía, la red de innovadores, es una excelente iniciativa para saciar su sed de inquietud, innovación y aprendizaje. El lugar de encuentro de miles de personas, ideas, organizaciones y herramientas para la transformación en: http://www.infonomia.com/.
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