A veces escuchamos —o decimos— frases como “es que yo soy así”.
Parece una declaración de identidad, algo inamovible. Pero no lo es. No somos así: elegimos serlo.
Cada decisión que tomamos, cada hábito que repetimos, cada acción que postergamos, construye lo que somos.
Y si no estamos satisfechos con nuestra vida, no es porque “seamos así”, sino porque estamos eligiendo no transformarnos.
El mito de la identidad fija
Decir “yo soy así” es una forma cómoda de evitar la responsabilidad.
Nos ahorra el esfuerzo de cambiar, de mirar dentro, de actuar distinto.
Sin embargo, lo que llamamos “nuestra forma de ser” no es una esencia grabada en piedra, sino el resultado de nuestras decisiones diarias.
“No somos lo que pensamos ni lo que decimos querer ser. Somos lo que hacemos.”
La identidad no se define por las palabras, sino por las acciones.
Cada acto, por pequeño que parezca, reafirma o transforma lo que somos.
La verdadera raíz del estancamiento
Muchas veces creemos que no cambiamos por miedo.
Pero el miedo no suele ser el obstáculo principal.
Lo que realmente nos frena es la comodidad y la pereza: la inercia de quedarnos donde estamos, incluso si no nos gusta.
Cambiar implica esfuerzo, romper rutinas, salir de la zona conocida.
Y aunque eso duela, quedarse inmóvil duele más a largo plazo.
La comodidad tiene un precio: la frustración de no avanzar, de no crecer, de vivir una vida a medias.
La inmadurez emocional del “yo soy así”
Cuando decimos “yo soy así” y culpamos a los demás o a las circunstancias, actuamos como niños.
Evitamos la responsabilidad, señalamos con el dedo y decimos:
“No es mi culpa, es culpa de los otros.”
Esa actitud puede parecer inocente, pero es profundamente inmadura.
Un adulto maduro comprende que no puede controlar todo lo que sucede, pero sí puede decidir cómo reacciona.
Asumir esa responsabilidad es un signo de madurez, de coraje, de evolución interior.
Cómo romper la inercia del “yo soy así”
El cambio no ocurre de golpe ni por arte de magia.
Ocurre cuando decides actuar diferente, aunque sea en cosas pequeñas.
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Empieza con un gesto nuevo.
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Sé honesto contigo mismo.
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Reconoce cuándo te estás justificando.
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Acepta que transformarte exige constancia y tiempo.
El cambio real no llega con deseos ni afirmaciones positivas.
Llega cuando haces algo distinto, cuando eliges conscientemente el siguiente paso.
En definitiva: eres lo que haces para cambiar lo que eres
La frase “yo soy así” es, en realidad, una forma de rendición.Una huida del esfuerzo y la responsabilidad que requiere crecer.
“El cambio es posible, siempre que estés dispuesto a actuar.”
Ser valiente no es no tener miedo, sino actuar a pesar de él.La transformación personal no depende de la suerte ni de las circunstancias:
depende de tu voluntad, tu constancia y tu madurez emocional.
Reflexión final
La vida no se trata de encontrar excusas, sino de asumir decisiones.
Cada día es una oportunidad para elegir de nuevo quién quieres ser.
Y si hoy te descubres repitiendo “yo soy así”, recuerda:
no eres así. Estás eligiendo serlo.
Si esta reflexión ha resonado contigo, te invito a ver el vídeo completo en mi canal de YouTube y a compartir tu experiencia en los comentarios.