LA GRAN BELLEZA

LA GRAN BELLEZA

En otros posts he querido compartir esas lecturas que desde siempre me han conmovido, sorprendido, formado y acompañado. Esta semana, aún bajo su influjo, deseo recomendaros el filme “La gran belleza”, un ejercicio visual tan artístico como reflexivo, agudo, cuidado y profundo en todas sus vertientes.

Esta película del italiano Paolo Sorrentino constituye una enorme descripción emocional de lo que se nos puede hacer bello, incluso inmersos en la más absoluta fealdad de lo que vemos a nuestro alrededor y de lo que nos transmiten las personas; y también versa sobre lo imposible que puede ser disfrutar de lo sumamente bello si nos sentimos vacíos.

Y es que la belleza siempre necesita que le pongamos alma. No es estática, no es gratuita. Está en nuestra mirada, que proviene de las vivencias que guardamos, de los recuerdos que nos construyen, para bien o para mal.

Somos lo bellos que nos sabemos considerar. Nuestro mundo es bello porque le regalamos pensamientos y emociones.

“La gran belleza” arranca con la imagen del turista que cae fulminado con la impresionante visión de la ciudad de Roma desde la colina del Gianicolò, pues su sensibilidad no le permite soportar tanta belleza obvia y esencial. ¿Quizás a veces, y aunque la buscamos, no estamos preparados para saber vivirla? Tal vez si, en lugar de saludables dosis de belleza en las pequeñas cosas, se nos da una gran belleza total y absoluta, nos perdemos. Como el protagonista Jep Gambardella y sus allegados, que viven como sombras en un entorno perfecto. Que en apariencia tienen lo que muchos identifican como la felicidad, y son simples ciegos a lo bello, a lo bueno, a lo que llena sus almas.

Acabo esta reflexión con estos diálogos que condensan belleza y dolor, dos caras de la misma moneda que se dan sentido mutuo y que nos ayudan a transitar por la vida:

Monja Santa: ¿Por qué no has escrito otro libro?
Jep: Estaba buscando la gran belleza, pero no la he encontrado.
Monja Santa: ¿Y sabe por qué yo solo como raíces?
Jep: No, ¿por qué?
Monja Santa: Porque las raíces son lo más importante.

***

(Jep, de joven)

Chica: Ahora quiero mostrarte una cosa (se desnuda parcialmente y se vuelve a vestir)
Jep (reviviendo el momento):

Acaba siempre, así, con la muerte, pero antes, ha estado la vida, escondida bajo el “bla, bla, bla”.
Todo está sedimentado bajo la  cháchara y el ruido.
El silencio y el sentimiento.
La emoción y el miedo.
Los escuálidos, inconstantes, destellos de belleza.
Y también, la sordidez desgraciada y la humanidad miserable.
Todo sepultado bajo el manto de la molestia de estar en el mundo, bla, bla, bla.
Lo que hay más allá de eso es otro lugar.
Yo no me intereso por otros lugares.
Por tanto, que comience esta novela.
En el fondo es solo un truco.
Sí, es solo un truco.

 

Y a vosotros, ¿qué os conmueve?

Os deseo una bella semana,

Álex

Alex Rovira