CREAR CIRCUNSTANCIAS

Esta semana, una reflexión acompañando al vídeo que deseo compartir, un fragmento del libro “La Buena Suerte” que coescribí con mi amigo Fernando Trías de Bes. Dice así:

 

Pero lo verdaderamente inaudito es que no solamente cayeron semillas en el lugar donde estaba Sid, sino en TODO el Bosque Encantado, ABSOLUTAMENTE EN TODOS Y CADA UNO DE LOS RINCONES del bosque.

Y no solamente en el Bosque Encantado, sino en todo el Reino: llovían semillas de tréboles de cuatro hojas sobre las cabezas de los caballeros que no aceptaron el reto de Merlín. Llovía sobre todos los seres del bosque, sobre el Gnomo, sobre la Sequoia, sobre la Dama del Lago, sobre Ston… Llovía sobre Nott y sobre Morgana. Llovía semillas de tréboles de cuatro hojas… ¡¡EN TODAS PARTES!!

Los habitantes del Bosque Encantado y del Reino habitado no les prestaron atención. Sabían que una vez cada año, por esta estación, llovía este extraño agua verde oro, “que no servía para nada”. De hecho, cada año les molestaba en demasía, porque era lluvia bastante pringosa…

Al cabo de cinco minutos, la lluvia de semillas de tréboles de cuatro hojas cesó. Las minúsculas semillas de oro verde, se disolvieron como pequeñas gotas de agua al caer al suelo, a medida que caían por todos los rincones del Reino. Sencillamente, morían como las simientes que se arrojan al desierto.

Y los millones de gotas que cayeron en el Bosque Encantado, quedaron también estériles.

Todas, excepto unos cientos que fueron a parar a unas cuantas yardas de tierra fresca y nueva, en la que lucía y el sol y refrescaba la sombra, en la que había agua abundante y que estaba libre de piedras.

Ésas y solamente esas semillas se convirtieron al cabo de unos instantes en tréboles de cuatro hojas, concretamente en cientos de Tréboles Mágicos, un número suficientemente grande como tener suerte todo el año… hasta la lluvia del año siguiente. En otras palabras: suerte ilimitada. Sid observó extasiado la Buena Suerte que había creado. Conmovido y emocionado se arrodilló en signo de gratitud y brotaron lágrimas de sus ojos.

Cuando se dio cuenta de que el viento amainaba quiso despedirse de él y darle las gracias por haber traído las semillas. Así que lo invocó:

—Viento, Señor del Destino y de la Suerte, ¿dónde estás? ¡Quisiera darte las gracias!

El viento le respondió:

—No es necesario que me des las gracias. Cada año, en esta misma fecha, reparto semillas de tréboles de cuatro hojas por todo el Bosque Encantado y por todos los rincones del Reino habitado. Soy el Señor del Destino y de la Suerte y entrego, siguiendo un orden firme, las semillas de la Buena Suerte allí por donde paso. Por el contrario a lo que muchos piensan, yo no reparto suerte, sencillamente me ocupo de que esté diseminada en todas partes, por igual. Los Tréboles Mágicos nacieron porque tú creaste las condiciones adecuadas para ello. Cualquiera que hubiese hecho lo mismo hubiera creado Buena Suerte. Yo me limité a hacer lo que siempre he hecho. La Buena Suerte que llevo conmigo está siempre ahí. El problema es que casi todo el mundo cree que no es necesario hacer nada.

[…]

Porque solamente crecieron tréboles de cuatro hojas, Tréboles Mágicos, bajo los pies de Sid, porque era el único en todo el Reino que había creado las condiciones para que no murieran.

Porque contrariamente a lo que muchos creen, la Buena Suerte no es algo que pase a pocos que no hacen nada.

La Buena Suerte es algo que nos puede pasar a todos, si hacemos algo.

Y ese algo consiste únicamente en crear las condiciones para que las oportunidades, que están ahí para todos por igual, no se nos mueran como semillas de tréboles de cuatro hojas, cayendo en tierra estéril.

 

Sembrar. Ésa es la idea. Sembrar en una tierra trabajada, preparada, abonada, bien regada. Crear tierra fértil en la materia, y en el alma, el ánimo, la mente, la acción. Sembrar posibilidades, crear circunstancias, abrir caminos, ampliar horizontes, propiciar oportunidades. Hacer, actuar, planificada y meditadamente, para que, como quien prepara la tierra para que pueda acoger bien a la semilla que va a ser plantada, la vida abra posibilidades a la salud, a la justicia, a la prosperidad compartida, a la consciencia, a la cultura.

 

Besos y abrazos,

 

Álex

Alex Rovira