PACER, PACIENCIA, PAZ

PACER, PACIENCIA, PAZ

En medio del prado, alejado del ruidoso mundo, el caballo pace sereno, tranquilo, tras la lluvia de un otoño tardío que abre puertas al invierno.

Nos detenemos en el camino para contemplar la escena. La brisa es suave, hace frío, pero la serenidad del entorno es tal, que nos mantenemos unos minutos en silencio cómplice contemplando la tranquilidad del momento.

Resuena en mi mente la feliz coincidencia de un mismo prefijo: paz, paciencia, pacer…

Y pienso cuán importante es darnos tiempo para vivir y «digerir» la vida. Crear espacios para cultivar la paz propia y ajena: escucha atenta, conversación amable, meditación, reflexión, contemplación del arte y de la naturaleza, solidaridad con los que sufren. La paz no es un ejercicio pasivo, todo lo contrario, es una acción consciente, decidida, voluntaria y entregada. La paz, a cualquier nivel, es una conquista de la consciencia.

La paciencia es, muy a menudo, el camino hacia uno mismo y hacia el otro. Y es una de las virtudes más discretas, pues carece de toda pátina de heroísmo o de narcisismo.

 

Besos, abrazos,

Álex

Alex Rovira