LO QUE NECESITO PARA VIVIR

LO QUE NECESITO PARA VIVIR

Mi mente comenzó a divagar y a pensar en lo que necesito para vivir y he decidido compartirlo contigo, ¿te animas a leerlo?

Hoy, escuchando a Pablo al piano, conmovido por la belleza de su composición e interpretación, sin quererlo ni preverlo, me he dado cuenta de que mi mente divagaba sobre aquello que necesito para vivir. Y me he dado cuenta de que…

Necesito el bálsamo de la música, sin ella no podría vivir.

Y los versos de la poesía, el libro en las manos, el olor del papel impreso, el lápiz que subraya y anota, el tiempo en el que el libro reposa cerrado en el pecho cuando la palabra, inesperadamente, atraviesa el alma.

Necesito el cielo en la noche, y la luna, y las estrellas. Y el silencio, el bendito silencio solo roto por la voz del viento cuando todo duerme.

Necesito el mar y el océano, perderme en su horizonte y en su rumor, y el olor de la brea, y la caricia de la ola en la arena, y la sensación del cuerpo en el agua dejándose mecer.

Y el olor del pan caliente, y de la tierra mojada, y el de la hierba jugosa, y el del hogar cuando el tronco arde y se convierte en brasa.

Necesito el paseo por el monte y el campo, y contemplar la vida y su latido en las estaciones. Detenerme sobre la roca o el tronco tumbado y ver pasar el agua del arroyo y la nube en el cielo. Y el agua de la fuente, y la baya en la rama, el fruto inesperado y la flor regalada por la tierra.

Necesito el encuentro con el amigo, la intimidad en la conversación, en el diálogo, el paseo por la vida propia y del otro trenzando alegrías y tristezas, penas y esperanzas.

Necesito a mis hijos. Su piel, su voz, el ruido en la casa y el desorden de los juguetes. Necesito verles cuando duermen, y darles el beso que les quiere guardar. Necesito su salud y su alegría, que son el sentido de todo.

Necesito ver a mis padres, en su vejez, y reconocer en ellos el paso del tiempo, el amor que pervive, el destino que me depara, el adiós inevitable que me conecta a la vida aquí y ahora, porque las arrugas de la piel en la vejez son los surcos del tiempo por los que todos transitamos y llegamos a un final.

Necesito hacer el amor con ella. Hacer el amor. Hacerlo, construirlo, crearlo, en cada gesto, abrazo, mirada, arrullo, ímpetu, encuentro. Necesito saber que el amor existe porque es, y se manifiesta en la piel, en la mirada, en el beso, en el sueño abrazado. Y hacerlo en los pequeños gestos de cada momento, en el andar juntos, construir juntos, con-vivir en-amor-a-dos.

Necesito saber que la bondad existe, y que la esperanza no se rinde. Y convocarlas cuando no las encuentro.

Necesito compartir la belleza. Lo que me conmueve, sorprende, lo que me provoca la alegría, lo que me conecta a la vida. Necesito abrir el regalo con los demás.

Lo que necesito agradecer cada instante regalado, cada latido que lo acompaña y cada aliento que me conecta a la vida.

Eso es en verdad todo lo que necesito.

Besos y abrazos,

Álex

Alex Rovira