FRÍO GÉLIDO, VIDA OCULTA, PACIENCIA

FRÍO GÉLIDO, VIDA OCULTA, PACIENCIA

Febrero, 2012. Hacía años que las temperaturas no habían bajado tanto en la comarca. Hace apenas una semana, el río seguía cubierto por una firme capa de hielo. Había quien se alarmaba por las bajas temperaturas que registrábamos cada noche, que llegaron alrededor de los diez grados bajo cero en más de una ocasión. Pero antes, a esto, se le llamaba invierno, pensaba.

El espectáculo del agua congelada en el cauce del río era fascinante. Algunas composiciones de la superficie, impresionantes, pedían ser observadas con detenimiento para regalar al paseante simetrías y juegos de luz y de texturas inusuales, gracias a ese viento gélido procedente de tan lejos y que todo detenía con su aliento, casi imperceptible.

Pero si mirabas bien, bajo esa capa firme y gélida, el agua del río seguía discurriendo, como metáfora de esta vida, en la que hay momentos donde todo parece congelarse, detenerse. Donde el azar, el duelo, la enfermedad, o las simples consecuencias de los actos del pasado, a veces nos obligan a convivir con la rigidez, con la dificultad para el cambio, con la impotencia, con el no se puede, con el ahora no, ahora toca esperar. Esperar, con paciencia. Ser paciente.

A pesar de ese parada aparente, no obstante, la vida seguía fluyendo en lo profundo, discurriendo río abajo y regando la tierra que, en breve, estallará en vida y verdor. Marzo está a un paso y el hielo también se irá, convertido en agua que regalará vida. Y vendrá la primavera, y luego el verano, y volveremos entonces al río y a los campos de alrededor para ver a ese hielo convertido en el flujo que da vida a las flores y a las hojas de los árboles, y da esencia y sabor a los frutos.

Besos, abrazos.

Álex

Alex Rovira