EL ARTESANO

EL ARTESANO

En su pequeña tienda-taller, el artesano mima el cuero con el que confecciona libretas, cinturones, macutos y otras creaciones cuidadas con esmero. Paredes de piedra, levantadas hace cientos de años, delimitan una estancia de apenas doce metros cuadrados que huele a cuero y madera, donde su vida transcurre.

Con la atención puesta en la mesa de trabajo, sólo la interrumpe la campanilla tintineante que anuncia la entrada del viajero.

Trabaja despacio, sin prisas, poniendo atención en cada detalle, en su pequeño rincón de Pienza, en Italia. Es un placer, simplemente, contemplar su manera de trabajar.

Afable, sencillo, buena gente. Su vocación está en sus manos, es evidente. Sólo hay que reparar en la agilidad con la que mueve sus pequeñas herramientas y el mimo con el que acaricia la piel de sus objetos.

Artesano amante de su trabajo que cuida cada detalle. Una pequeñísima libreta creada por él me acompaña y en ella tomo notas a diario. Menuda, delicada, muy bella. Y cada vez que la tengo en las manos recuerdo que es el cuidado de los pequeños detalles lo que define grandes diferencias en esto que llamamos vivir.

Mi admiración y reconocimiento a los que, como él, aman su trabajo y lo ofrecen a los demás de manera discreta, amable, sencilla.

Necesitamos artesanos.

Besos, abrazos.

Álex

Alex Rovira